Salmorejo sin pan
Sí, acabo de hacer salmorejo por primera vez en mi vida, y creo que ha sido todo un éxito.
El salmorejo es un plato tradicional de Córdoba, Andalucía, donde vivo.
Consiste en una sopa fría similar a una crema, a base de tomate, pan, aceite de oliva, ajo y vinagre. Muy fácil y sencillo de hacer.
Pero como a mi se me había olvidado coger el pan, lo ha hecho sin el. La diferencia es que tiene una consistencia más líquida que el salmorejo normal, pero también esta muy bueno.
Si os ocurre esto, podéis hacerlo sin pan o utilizar pan de molde (blanco y sin corteza) que funciona igual de bien.
De todas formas, el salmorejo se sirve frío en un recipiente poco profundo, normalmente con trocitos de jamón serrano y huevos duros por encima.
Esta receta se presta mucho a jugar con ella, añadiendo pimiento u otros vegetales, más o menos cantidad de pan, o incluso incorporar yema de huevo cocido mientras se mezcla.
Es muy agradable y refrescante cuando hace mucho calor fuera, que es todo el tiempo en Córdoba. Y como el verano está a la vuelta de la esquina, lo mejor es practicar esta receta para que salga bien y disfrutar de comidas frescas y ligeras.
Ingredientes que debes tener preparados:
- 8 tomates maduros
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de vinagre
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen
- Sal al gusto
- 1 huevo duro cortado en dados y un poco de jamón serrano para poner encima
Así hago yo el salmorejo sin usar pan:
Escaldo los tomates para retirarles la piel porque no me gusta encontrarme trocitos de piel sueltos, pero si eres un poco vago, no te molestes en pelarlos y bátelos directamente.
Bato los tomates (con piel o sin piel) y el ajo, añado el vinagre y sazono con sal (echo una pizca y luego rectifico).
Si quieres potenciar el sabor del ajo, puedes añadir más cantidad (3 dientes grandes), pero la gente normalmente utiliza medio, 1 o 2 máximo. Eso ya depende de ti.
Ahora es cuando se añadiría el pan, pero si no tienes omite este paso.
Vierto las 4 cucharadas de aceite de oliva y sigo mezclando hasta que adquiera una consistencia suave y cremosa. Tiene que tener un color naranja rosado y una textura más espesa que una sopa.
Enfrío el salmorejo en la nevera durante una hora (aproximadamente) y luego lo sirvo en un bol. Añado por encima la guarnición de jamón y huevo cocido y lo acompaño de pan rústico o palitos de pan, según me de.
¡¡Yam Yam!! El bocado perfecto en un día caluroso de verano.