Salmorejo de remolacha
Todos conocemos esta receta en su versión tradicional, una especie de crema fría originaria de Córdoba, pero pocos conocen esta versión moderna y única de este plato, que reemplaza parte del tomate por remolachas y fresas.
Los puristas pueden decir que es una profanación de una de las recetas más emblemática de nuestro país, pero yo lo veo como una adaptación de todo un clásico que, aunque no pretende sustituirlo, si que le da un giro para satisfacer a todos los paladares.
La remolacha cocida añade un encantador color magenta al plato, y un delicioso sabor dulce y terroso. A diferencia de otros tubérculos, la remolacha se puede comer cruda, pero yo recomiendo hacer esta receta con remolacha cocida, pues su sabor se suavizará.
¿No te gusta demasiado el sabor terroso de la remolacha, y por eso no te atreves a probar este plato? Tranquilo, al combinarlo con los tomates y las fresas, encontrarás el sabor de la remolacha mucho más diluido, y te encantará la mezcla.
Por supuesto, puedes decorar el plato con cualquier otro ingrediente, como piñones, picatostes, verduritas fritas o queso rallado. ¡Lo que más te apetezca!
Estas cantidades son para 4 personas, como primer plato o aperitivo.
INGREDIENTES
- 400 g de remolacha cocida
- 600 g de tomates maduros
- 100 g de miga de pan del día anterior
- 2 dientes de ajo
- 125 ml de aceite de oliva virgen extra
- 20 ml de vinagre de Jerez
- 1 cucharada de sal, o más al gusto
- 1 hoja de albahaca fresca
- 8 fresas de tamaño mediano partidas por la mitad, para decorar
Preparamos el salmorejo de remolacha:
Lava bien los tomates y las fresas y escúrrelas para que no tengan restos de agua. Elimina el tallo tanto de los tomates como de las fresas.
Pica la remolacha cocida, los tomates y el diente de ajo, y añádelos al vaso de una batidora, junto al pan troceado y el vinagre.
Tritúralo bien hasta que la mezcla esté muy fina y cremosa, sin rastro de trocitos o grumos. Añade el aceite de oliva y la sal y vuelve a mezclarlo todo durante 10 segundos.
Cuela la mezcla con una malla fina o un chino, y resérvala en un recipiente hermético en el frigorífico durante al menos una hora antes de servirla en un bol o unos vasitos.
Decora el salmorejo con fresas partidas por la mitad, y unas hojas de albahaca, por último, rocíalo todo con unas gotas de aceite de oliva de buena calidad.
NOTAS
Para simplificar el proceso, compra remolacha que viene ya cocida, aunque por supuesto, también puedes comprarla fresca y cocerla tu mismo.
El tomate que utilices puede ser en rama o de pera, o una combinación de los dos. Su sabor no va a ser tan intenso como en el salmorejo original, pues van a enmascararlo los sabores de la remolacha y las fresas, pero igualmente debe ser un tomate de calidad.
Hay quien pone en remojo el pan durante unos segundos, para que se ablande, pero no es necesario; además, el salmorejo quedará más aguado y menos consistente.